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domingo, 9 de septiembre de 2012

De las incorporaciones y las lágrimas

Esmeralda, en su blog Siriñadas compartió esta entrada sobre las incorporaciones al colegio y espacios educativos, de Mónica Rodríguez Hernández; ella lo ha compartido conmigo y yo lo quiero compartir con tod@s vosotr@s:


DE LAS INCORPORACIONES Y LAS LÁGRIMAS

En estos días asistimos al espectáculo habitual de niños llorando en patios de colegio, auténticos dramas en las puertas de las guarderías, padres más o menos desolados, niños desgañitándose entre lágrimas y gritos.... y todo ello aderezado con los comentarios de los profesionales de la educación, quienes aseguran que es normal, que todos los niños pasan por esto y no les afecta en nada, que luego se lo pasan genial, que están manipulando a los papás para que no los dejen solos..... Demasiados lugares comunes que, como es habitual, sólo buscan la comodidad del que ostenta más poder, evidentemente el adulto y mayoritariamente los educadores.


Vayamos por partes.

"Es normal que el niño llore
Está será una de las pocas afirmaciones ciertas que escucharemos. El niño está acostumbrado a un ambiente familiar, conocido, ya sea en casa con mamá/papá o con una cuidadora, ya sea con los abuelos, es decir, un entorno totalmente seguro en el que está acostumbrado a moverse y donde sabe que una persona muy cercana está pendiente de él, donde sus juguetes son suyos, donde cualquier necesidad suya será cubierta de forma inmediata.... ¿Suena bien, verdad? Un buen día, ese "paraíso" desaparece y lo cambiamos por una sala con muchos niños a los que no conoce (para un bebé de 1 ó 2 años 11 niños son muchos niños, aunque nos cueste creerlo...), entre los cuales habrá niños muy tranquilos, niños más posesivos, niños acostumbrados a morder o a pegar.... y no contentos con esto, papá/mamá/abuelos se van y le dejan en los brazos de una auténtica desconocida que, según desaparezca su adulto de referencia, le va a dejar en el suelo con el resto de niños.... Este niño ha pasado de tener un apartamento para él solito a tener que convivir en un piso patera donde, como poco, se siente fuera de lugar y desprotegido.... ¿No es para llorar?

"Todos los niños pasan por esto y no les afecta en nada
No, todos los niños no pasan por esto (afortunadamente), y eso de que no les afecta.... en fin, dicen que el movimiento se demuestra caminando, y a ello vamos. Empecemos por empatizar. La situación más parecida por lo que podríamos pasar en nuestra vida de adultos sería una reunión donde nos ha invitado nuestra pareja (o un amigo/a) y en la que ninguno de los dos conocemos a nadie. Según llegamos nos asalta la sensación de que las personas que están allí no encajan con nosotros, que son auténticos extraños con los que nunca tendremos nada en común, y que además de todo, nos miran de una manera que nosotros traducimos en un sentimiento de intimidación y amenaza. Absortos en estos pensamientos, no nos hemos dado cuenta de que nuestro acompañante se ha ido, y nos ha dejado allí, no sin antes dejarnos una nota indicando que le ha surgido un compromiso, que volverá a recogernos en un par de horas, en el mejor de los casos, y que no nos preocupemos porque ese lugar es fantástico y vamos a pasarlo genial.... Yo me sentiría terriblemente abandonada y no creo que volviese a dirigirle la palabra en mucho tiempo al desconsiderado que me ha dejado tirada en esa situación, y sí, este sentimiento afectaría sustancialmente a nuestra relación y sobre todo dañaría de forma irremediable mi confianza en esa persona. Claro, que yo tengo la posibilidad de coger mis bártulos y marcharme por donde he venido, en taxi, caminando, en autostop, etc.... Nuestros niños no tienen esa posibilidad, por lo que hay que añadir un agravio más al cóctel de sentimientos.

"Luego se lo pasan genial
Estaría bueno que no les ofreciesen algo de juego y entretenimiento, estaríamos hablando de una cárcel en lugar de una guardería, y eso estaría mal, muy mal... Si a eso le añadimos que el ser humano es sociable por naturaleza y que es muy complicado no coincidir en gustos con al menos una persona de entre doce, la ecuación es muy clara: los niños terminarán jugando con otros niños y pasándoselo bien.... La pregunta que queda en el aire es ¿compensa el precio que ha tenido que pagar?

"Manipulan a los papás para que no les dejen solos
No, no manipulan. Según el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, estos son los significados del verbo manipular:
manipular.
(Del lat. manipŭlus, manojo, unidad militar, y en b. lat. el ornamento sagrado).
1. tr. Operar con las manos o con cualquier instrumento.
2. tr. Trabajar demasiado algo, sobarlo, manosearlo.
3. tr. Intervenir con medios hábiles y, a veces, arteros, en la política, en el mercado, en la información, etc., con distorsión de la verdad o la justicia, y al servicio de intereses particulares.
4. tr. coloq. Manejar alguien los negocios a su modo, o mezclarse en los ajenos.

Según esta definición, la acepción que podríamos asociar con la afirmación analizada es la tercera. Leámosla de nuevo: "Intervenir con medios hábiles y, a veces, arteros, en la política, en el mercado, en la información, etc., con distorsión de la verdad o la justicia y al servicio de intereses particulares". Descartando la intervención en política y mercados, centremonos en la intervención que pueden hacer nuestros retoños en la información que nos transmiten con sus reclamos. ¿Realmente pensamos que distorsionan la verdad o la justicia cuando lloran desconsolados pidiéndonos que no nos vayamos? Seamos objetivos, cuando están bien y cómodos no lloran ni nos piden que no nos vayamos (por ejemplo cuando están jugando en un lugar conocido con alguien conocido o con un juguete que les gusta mucho), ¿qué nos hace pensar que nos están engañando cuando su comportamiento es justo el contrario? ¿por qué decidimos que cuando lloran y nos reclaman están distorsionando la verdad, pero cuando están contentos no nos planteamos la posibilidad de que estén disimulando? Muy sencillo, porque en el primer caso no nos incomoda su actitud, porque sus sentimientos son agradables y consiguen que nazca una sonrisa llena de ternura en nuestra cara, pero en el segundo caso lo que hacen es remover sentimientos negativos, evidencian su malestar, y no nos gusta, no queremos hacernos cargo de ese malestar, preferimos que sean ellos mismos quienes lo gestionen y lo superen como puedan, porque es más fácil para nosotros, educadores y padres, y porque el niño es un buen economista y cuando ve que una queja, aunque legítima, no es respondida ni satisfecha opta por adaptarse al nuevo medio que se le ha impuesto. 
No quiero acabar sin analizar el último punto de la acepción que estamos viendo, "al servicio de intereses particulares". Por supuesto que sí, su "interés particular" al rogarnos que no nos vayamos es cubrir su necesidad de seguridad, de amor, de cobijo.... ¿hay un interés particular más legítimo que éste?

Por cierto, si alguno de sus hijos encaja con la definición de "manipular", en lugar de inscribirle en una guardería o colegio afiliénle a un partido político, tendrán su futuro garantizado.


Mónica Rodríguez Hernández

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